¿Alex, quizás? - Jenn Bennett

domingo, 18 de febrero de 2018

Hola! Se que ya pasó San Valentín, hace varios días ya, pero parte de esta celebración decidí leer todos libros románticos este mes, y por supuesto empecé con este, ya es como la tercera vez que lo leo, así que se pueden imaginar lo imparcial de esta reseña. 😍

¿Alex, quizás? 


Autor: Jenn Bennett
Saga: Autoconclusivo
Páginas: 480
Sello: VRYA
Lanzamiento: Junio 2017
ISBN: 9789877472929
Ficha en JennBennet.net
Sinopsis: Bailey "Mink" Rydel cree haber conocido al chico de sus sueños. Los dos comparten su amor por el cine, pero si vínculo es sólo online . Basicamente, Alex es el chico perfecto, aunque ninguno de los dos reveló aún su verdadera identidad. Ahora Bailey se muda con su padre, tendrá la oportunidad de conocer a Alex. Es el momento de decifrar quién es él realmente, así que Bailey usará todas sus habilidades detectivescas para descubrirlo antes de atreverse a una cita.. pero en el camino conocerá a Porter Roth, un joven carismático y guapísimo. ¿Bailey llegará a conocer a Alex u optará por un joven real, que la seduce y la desafía todo el tiempo?



Reseña: 



Antes que nada, para empezar esta reseña, debo admitir que tengo un amor inmenso por este libro, no porque sea una obra maestra sino, simplemente, porque me gusta un montón.

—Tengo miedo —le digo— de lo que siento cuando estoy cerca de ti. Tengo miedo de lo que quiero que hagas, y no sé cómo pedirlo —también tengo miedo de que si lo pido, termine siendo algo terrible o no cumpla con mis expectativas, pero no digo esto, porque no quiero herir sus sentimientos.
—¿Sabes a qué le tengo miedo yo?
—¿A qué?
—A que me gustes demasiado, y que cuando me conozcas bien, te des cuenta de que puedes conseguir a alguien mucho mejor, y me rompas el corazón y me dejes por alguien con más clase.

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La historia que envuelve a Bailey Rydell podría ser la de cualquier, en Estados Unidos obvio, sus padres están separados y viven cada uno en una punta distinta del país, entonces cuando las cosas en la casa de su madre con el nuevo marido se ponen mal, Bailey, o Mink como la llaman a veces, se sube a un avión y se va a vivir con su padre a California, más específicamente a Coronado Cove. En cuanto llega tiene dos tareas en su lista: poder conseguir empleo en el museo de la Caverna, una atracción famosa del lugar, y encontrar a Alex, el chico del foro de aficionados al cine con el que viene hablando hace tiempo y con el que siente una gran atracción, AH y Oh casualidad, vive en Coronado Cove.

Allí, encima del reloj de surf rojo brillante, están las cicatrices rosadas y zigzagueantes, descubiertas para que las examine. Verlas se siente como si fuera pornográfico, como si estuviera haciendo algo que no debería y, en cualquier momento, alguien me fuera a descubrir... pero al mismo tiempo, no puedo apartar la mirada. Toda esa piel dorada, todas esas cicatrices pálidas, como vías de ferrocarril, entrecruzando kilómetros de músculos firmes y esculpidos. Es un horror... y lo más hermoso que vi en mi vida.

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Al principio, ella no le cuenta en ningún momento que se ha mudado, por lo que Alex cree que está todavía en Nueva Jersey y le insiste para que visite a su padre y puedan ver una de sus películas favoritas, Intriga Internacional, en el festival de cine que se realiza en la playa de la ciudad californiana. Como Bailey es una maestra para evitar cosas, decide que va a encontrar a Alex por su cuenta, recordando los pequeños datos de su vida que le ha contado a través del chat porque no quiere terminar decepcionando (ni decepcionándose) porque él no sea quizás lo que ella se esperaba. En medio de esta búsqueda por el paseo marítimo para encontrar a su amigo fan del cine, Bailey empieza a trabajar en la Caverna, donde se hace amiga de Grace, una chica pequeñita de estatura pero con un carácter y carisma que conquista a cualquiera y conoce a Porter, el guardia de seguridad que es solamente un año más que ella (porque uno imagina a los guardias como personas más grandes) con el que discute casi todo el tiempo y tiene una química que no se puede negar (chocan como planetas, una cosa así).
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Es allí donde empiezan los problemas para ella: si cada vez se siente más cerca de Porter, con sus cicatrices que son externas e internas, se aleja de Alex, que conoce otro lado de ella y con quien se siente cómoda.





Quizás Walt Whitman tenía razón. Todos nos contradecimos y contenemos multitudes. ¿Cómo hacemos siquiera para siquiera entender quienes somos en realidad?

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Este libro califica como un retelling de 'Tienes un e-mail', la película de Tom Hanks y Meg Ryan (la recomiendo, es de mis películas favoritas de todos los tiempos) entonces hay ciertas cosas que para el lector son obvias pero que Bailey falla en reconocer, como dice su padre, es uno de esos caballos de carrera que siempre mira al frente pero no evalúa sus alrededores. De ahí que, no hay grandes sorpresas, sí tiene algunos elementos que salen de lo común, que agregan más conflicto al desenlace, me abstengo de mencionarlos para que puedan descubrirlos solos.

—¿Duele? —pregunto, aplicando con toques suaves un ungüento antibiótico en la herida. Parece una grieta en medio de un desierto, una grieta roja y molesta.
—No me duele nada cuando tú me tocas —dice él con voz lejana.

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Sobre Bailey se puede decir que me gustó como personaje, me sentí identificada con ella porque también suelo hacer todo lo posible para evitar situaciones incómodas (spoiler alert: ni ella ni yo lo logramos con éxito), su pasión por lo vintage es algo que le aporta un toque distintivo y, a pesar de que hubieron momentos que me daban ganas de decirle "QUÉ ESTÁS HACIENDO????? CORTALA DE UNA VEZ", es lindo leer de alguien que es una buena persona y le pasan cosas buenas, después de las cosas malas que tuvieron que pasar; el crecimiento del personaje es palpable en cada página, la Bailey que se bajó del avión no reconocería a la que trabaja en la Cueva. Ahora, hablemos de lo importante, o sea, Porter. Mi book boyfriend número es Levi de Fangirl, pero Porter Roth está en mi top 5, desde el principio me encanta su ingenio, su sarcasmo y más allá de todo su sencillez y soltura, le han pasado cosas realmente traumáticas pero las ha podido sobrellevar de la mejor manera que puede y, a pesar de comportarse como un salamín de vez en cuando es lo suficiente adulto como aprender de los errores. 100% recomendado.

—No creo —responde él con un suspiro—, pero no te voy a mentir... me está empezando a doler por la zona de las costillas. Creo que mejor me fijo, así que quizás prefieras mirar para otro lado si eres sensible a los cuerpos masculinos explosivos. No quiero que te derritas al ver un surfista desnudo.

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Los momentos entre los dos son preciosos, cuando están en la van de él la primera vez, en búsqueda de Baby (no voy a decir quién es Baby porque pierde la gracia) me dio muchísima ternura, parezco la señora Roth (la mamá de Porter) pero enserio, a mi me gustó un montón!

Pero lo que él no sabe, lo que me sorprende incluso a mí, es que no soy el buen espíritu guardián; soy el tiburón hambriento. Y me temo que su brazo no será suficiente. Lo quiero todo.

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Verdaderamente se lee de un plumazo, aunque eso no significa que sea una lectura tan ligera, como mencioné los personajes han pasado y pasan por momentos bastante complicados en lo que dura la novela (más de 400 páginas), pero Jenn hace maravillas, cuando lo terminas tenes ganas de seguir leyendo y no te cansas. Para una fanática de la novela romántica como yo, es lo mejor del mundo. Se lo recomendaría a todo el mundo, aunque se que quizás tiene elementos ya vistos en el género pero toda la narración está hecha de forma tan tierna y bien encadenada (no sé si esto tiene sentido pero es la única forma de describirlo en este momento) que para mi cierra perfecto. Lo leí dos veces y media, la primera llegué hasta la mitad pero por cosas de la vida lo dejé y decidí empezarlo de nuevo, la cual terminé y luego hoy hace unos días, no tardé más que un par de horas en terminarlo pero es que no lo podía dejar. Es de esos que te dejan el corazón contento y una sonrisa.

—Quizás digan que eres mío.
—Bailey, he sido tuyo todo este tiempo. Solo estuve esperando a que tú te decidieras.

SPOILER (SOLAMENTE PARA AQUELLOS QUE LO HAN LEÍDO): Justo cuando estaba leyendo sobre el momento en que Pangborn muere, o sea, el peor momento de toda la novela porque era hermoso, me enteré que murió Débora Perez Volpin, una conductora y periodista que veía todas las mañanas sin falta cuando iba a la secundaria y me dio aún más tristeza, porque los dos se vivían riendo, cada uno a su manera, además de que me desperté con la noticia que había fallecido Liliana Bodoc, un día de perros básicamente. 

Calificación:

1 comentario

  1. Mi primera pregunta al ver la portada: ¿Es que todos los personajes masculinos de los libros se llaman Alex o qué pasa? xD
    Pensaba que iba a ser poco original, pero tu reseña me ha convencido. Habrá que darle una oportunidad.

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